La otra noche fui al cine con mis hijas. Entramos a ver Hotel para Perros. Está muy buena.
Al final, uno de los personajes habla acerca de cómo se han rescato a toda clase de perros. Y empieza a describir el problema que tienen cada uno de los perros. Me puse a pensar que así es la Iglesia, en ella habemos callejeros, los que tenemos sarna, los que tenemos pulgas. Estamos los que hemos hecho cosas que no deberíamos haber hecho. Estamos los que nos han atropellado y nos hace falta alguna extremidad. Estamos los que somos traviesos y medio feos. Estamos los lindos que todos quieren abrazar y tener a su lado.
Me puse alegre porque conozco muchas iglesias así.
Me puse triste porque conozco muchas iglesias que no son así. Quieren que los perros seamos siempre los limpitos, peinaditos, los lindos que todos quieren abrazar. No hay un espacio para los que seguimos siendo traviesos, a los que nos hace falta una extremidad. Muy poco espacio para los que nos enlodamos y jugamos en la calle. Para los que nos guata aún morder huesos, jugar con pelotas y marcar nuestro territorio.
Me alegra cuando visito una iglesia donde aún creen que la iglesia es para el enfermo y no para el sano.
Viva la iglesia para perros!!!!
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